El pasado sábado, 14 de marzo, el Gobierno decretó el estado de alarma, con el objetivo de frenar la pandemia provocada por el coronavirus.
Una medida extraordinaria de 15 días de duración, en el que pedía a las familias el confinamiento durante este periodo. Se cerraban colegios, comercios, empresas y se limitaba la movilidad. Se paralizaba prácticamente la producción y se ponía en marcha una serie de medidas extraordinarias, laborales, sociales y de consumo.
Tras la gran escalada de casos de coronavirus, el Congreso ha aprobado la petición del Gobierno de prorrogar el estado de alarma 15 días más, hasta el 11 de abril.
Nos encontramos en un escenario totalmente desconocido. Estamos ante una emergencia sanitaria y social mundial, con una propagación total de 471.317 casos confirmados y un número total de 21.286 fallecidos.
Estos momentos requieren de un esfuerzo en común, asimismo, la OMS pedía a los líderes del G20 que trabajen conjuntamente con el objetivo de impulsar la producción de equipos de protección, evitar prohibiciones a la exportación y garantizar la equidad de distribución.
LA ECONOMÍA DESPUÉS DE LA COVID-19
Son muchas y muy diferentes las teorías sobre el futuro de la economía que se pueden escuchar estos días en los medios de comunicación y foros empresariales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), tras su última reunión con ministros de Economía y banqueros centrales del G20, prevé que la crisis por el coronavirus de lugar a una nueva recesión como la crisis financiera del 2008. Señalan que “el impacto económico es y será severo, pero cuanto antes detengamos al virus, más rápida y fuerte será la recuperación”.
Sin embargo, expertos y economistas encuentran diferencias entre esta crisis y otras anteriores. Consideran que será una crisis más corta, más rápida y en la que el sistema financiero jugará un papel muy importante, ya que en vez de ser “el problema” será parte de los actores principales para conseguir remontar la situación económica.
Si nos basamos en la experiencia de China, inicio de la epidemia y cuya crisis sanitaria parece estar en su fase final, estaríamos frente a 2 meses de situación excepcional.
En la conferencia del pasado 19 de marzo, el profesor de IESE Business School, Albert Fernández, indicaba que la situación que estamos viviendo se asemejaría a la de un tsunami, que genera un gran daño en un período de tiempo relativamente corto. Pero si las decisiones que se toman a corto plazo son las correctas, la recuperación será mucho más rápida y contundente.
Por otra parte, Europa ya prepara una inyección masiva de dinero para paliar la crisis financiera. El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado un plan de compra de 750.000 millones de euros en activos públicos y privados para evitar que el virus fragmente la eurozona. Con esta excepcional medida, los Gobiernos se aseguran así financiación para sus importantes planes de estímulo y contención de la economía.
Todos los sectores se verán afectados en mayor o menor medida. En el caso del sector inmobiliario, que ya arrojaba unos datos en el que la compraventa cayó un 2,6% interanual comparando enero de 2020 con 2019, se verá especialmente afectado por la situación de confinamiento. Algunos expertos auguran un 2020 difícil para el sector, pero que irá remontando para el 2021.
Si tomamos el precedente de China, durante el confinamiento la venta de viviendas se redujo en enero y febrero en más de un 90%. Y el Banco Mercantil de China indica que las ventas de suelo están más de un 25% por debajo de los niveles medios. En estos momentos, tras el levantamiento del aislamiento, el mercado comienza a mostrar signos de recuperación tras el parón de la actividad.
Finalmente, otro factor determinante en estos momentos será como avance la crisis en EE. UU. y Europa, así como las medidas que se tomen en estos países y la duración de la situación de excepcionalidad.
MOMENTOS DE PARAR Y REFLEXIONAR
Las empresas, igual que las familias, se enfrentan a una situación muy complicada. En algunos casos su actividad continúa con sus equipos trabajando desde casa remotamente, pero muchas otras han tenido que parar por completo su producción.
Algunos sectores se recuperarán antes que otros, pero hay que ver esta crisis desde el punto de vista de la oportunidad. Puede ser hora de tomar algunas decisiones, de revisar la estrategia de la Compañía, replantearse procesos y adecuar la propuesta de valor de la Compañía.
Sin lugar a duda, en este momento todos nos encontramos ante una situación excepcional y debemos desempeñar nuestro mejor papel para la sociedad. Adoptando las más efectivas y rápidas medidas con el objetivo de aplanar la curva de contagios.